lleven al pibe ancla
hacia el borde de los días
cepillenle los dientes, arránquenselos
y acuéstenlo
despacito
apoyen su cuerpo
sobre una extensa cama,
una cama desplegada e infinita,
y que no quiera despertar
la noche pronto ha de sucederse
y un barco abandonado se desamarrará
igual;
sin freno
sin volver
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( Gabriel Darío)